Los portillos tienen distintos grados de estanqueidad, resistencia y mecanismos de cierre, que facilitan o impiden su apertura desde el exterior.
Estos grados son los que hacen que unos portillos sean recomendados para determinadas zonas de la embarcación o sean totalmente desaconsejables.
No ha de tener la misma resistencia un portillo situado en un lateral de la cabina de una embarcación de navegación costera que un portillo situado en el casco de una embarcación de navegación oceánica que ha de ser capaz de soportar la presión del agua durante la navegación.
La norma CE diferencia las distintas zonas de la embarcación según la presión a la que va a estar sometido un portillo durante su vida.